Edificio Castellana 77. Fuente: Googlemaps.
Uno de los temas olvidados de los proyectos que tiene una gran importancia a nivel de repercusión económica en una obra residencial o terciario son los vidrios que se utilizan, su composición de capas para poder responder a aspectos mecánicos, acústicos o térmicos.
Hoja de cálculo. Mepla ISO
Normalmente en una obra de arquitectura según CTE (código técnico de la edificación) se utilizan vidrios dobles con factor solar según orientación y láminas anti impacto según ubicación.
Imagen diferencia entre doble y triple vidrio
En un proyecto Passivhaus, edificio nZEB (Nearly Zero Energy Buildings) o ECCN (edificio de consumo casi nulo), los vidrios que se utilizan para poder alcanzar grandes prestaciones energéticas, normalmente son triples y con gas argón. La composición de capas de estos vidrios, la presencia de gas argón, la colocación de los mismos y su ubicación hace que el riesgo de rotura por estrés térmico puede ser muy elevado. Riesgo que los profesionales deberían evitar en fase de diseño para no tener una alta repercusión económica en la obra.
Estudio de sombreamiento edificio residencial
Actualmente hay varios programas informáticos (SJ MEPLA o VITRAGES) , que permiten un análisis y estudio previo de los posibles riesgos de rotura por acción mecánica, que integran varios aspectos por medio de un calculo no lineal. Pero pero en España no hay un protocolo claro de cómo analizar de forma conjunta los diferentes fenómenos que pueden afectar a los vidrios en un proyecto concreto. En el caso de los vidrios triples de una obra Passivhaus los riesgos en este sentido son mayores por falta de conocimiento del uso de este tipo de solución.
Imagen del programa SJ Mepla.
En passivaplus analizamos la problemática de los vidrios en una obra y su posible ruptura cruzando todas las posibles variables que pueden incidir sobre ellos. Por una parte estudiamos la composición de capas de vidrios debidos a sus prestaciones térmicas, definiendo concretamente los valores de factor solar o la transmitancia límite que se quiere conseguir para cada hueco de ventanas y por otra parte se estudia la composición de capas bajo aspectos estrictamente mecánicos bajo un análisis no lineal de todas las posibles fuerzas que pueden incidir sobre ellos. Una vez definidos los primeros parámetros vamos a detectar por medio de simulación del edificio y su entorno la incidencia de la radiación solar para definir qué huecos o parte de un proyecto puede estar sujeto a posible estrés térmico debido a un brusco cambio de temperatura interior-exterior y diferencias de sombreamiento de la superficie de vidrio.
En todo el proceso de estudio, se analiza el tipo de ventana, si es corredera, abatible, oscilobatiente, sí se encuentra bajo voladizo, con sombras permanentes y otros valores determinantes para la elección de la solución más óptima de capas de vidrios de cada proyecto.
La experiencia ha demostrado que la mayoría de la veces las soluciones de capas de vidrio elegidas para un proyecto en fase de diseño son homogéneas, aplicando la más desfavorable en todo el proyecto. Estas soluciones no caracterizadas por superficie pueden estar sujetas a estrés térmico con posibles rupturas que pueden tener un alta repercusión económica en una obra de gran dimensión.
Se puede entender que los riesgos económicos se duplican, porque por una parte se está incrementando el coste de la obra en fase de contratación por el uso de espesor de vidrios más grandes de lo necesario en algunas partes del proyecto y por otro lado hay un riesgo en el caso de ruptura en obra de los vidrios que no han sido estudiados según su posible estrés térmico.
Para evitar todo esto, el análisis acotado en el que se busca optimizar los vidrios por su uso real es la solución más eficaz desde el punto de vista económico y de la sostenibilidad del proyecto.